Mi sucursal del cielo
Y mi ciudad de la furia,
Sigue siendo el ejemplo
Que alguna vez dio.
No sé que tendrá esa silla,
Si en verdad es tan cómoda.
No sé si en verdad no escuchan
Al pobre gritando en su choza.
Ciudad de la eterna primavera
Ahogada en lacrimógenas.
Si no llora a caídos en protestas,
Llora los muertos por el hampa.
No sé como haces, Caracas,
Entre los sonidos de Guacamayas
Y los ruidos de las cacerolas,
Para comer arepa y tomar medicinas
Si es que algún día encuentras.
Aún hay quienes insisten
Que todo tiempo pasado fue mejor.
De verdad no saben lo que dicen.
El pasado fue terrible, lo sabes.
Pero el futuro, mi pedazo de cielo, será mejor.
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